THE STAVES. Tres hermanas.




Londres. Un frío fin de semana de finales de febrero. El día después de asistir al concierto de Ryan Adams en Hammersmith. Paseando por el barrio de mi refugio londinense acabé en Abbey Road mientras escuchaba “Dead, Born & Grown”, el primer disco de estudio de The Staves. ¿Por qué estaba escuchando el debú del trío de hermanas inglesas? Porque Justin Vernon me había puesto sobre la pista y porque las apadrinaba de cara a su segundo disco. Pese a que “Dead, Born & Grown” no me parecía nada especial tenía una especie de corazonada con la que iba a ser su segunda obra, “If I Was”, que vería la luz un mes más tarde. No es que exista una gran conexión entre Abbey Road y la música de las hermanas Staveley-Taylor pero sí es cierto que su localidad natal, Watford, en el noroeste londinense, tampoco estaba tan lejos. Así que en un ataque de arrojo decidí pasear por sus calles aún sin saber si “If I Was” iba a ser de mi agrado. Cuando escuché el disco por primera vez, semanas después, supe que aquel viaje inesperado a Watford fue un acierto pleno.






Welcome to The Horns Pub
Watford está a unos 20 kilómetros al noroeste de Belsize Park, en Londres, el barrio donde uno puede pasear por Abbey Road y ver los Abbey Road Studios. Cuando uno pasea por Abbey Road se encuentra con una zona residencial pudiente. En Watford, con más de 90.000 habitantes, hay algo de lo que uno se encuentra en Abbey Road pero también hay algo más. Más allá de la típica calle de downtown con Wetherspoons y Walkabouts que no se aleja demasiado de cualquier otra calle central y comercial de occidente, uno puede tomarse una pinta y escuchar música en directo en The Horns Pub.

Dentro de la tradición anglosajona, esa música en directo también comprende noches de micro abierto en las que quien se atreva y tenga algo que cantar, puede hacerlo. The Horns es un oasis dentro de Watford. Que nadie se engañe. Este reportaje no se basa en una entrevista o conversación directa con las tres hermanas de Watford. A nosotros, todavía, no nos dan entrevistas pero nadie nos impide que contemos historias y que hablemos sobre música.

Las hermanas Emily (32), Jessica (28) y Camilla (26) Staveley-Taylor dieron sus primeros pasos como trío sobre el escenario de The Horns. Camilla ni siquiera era mayor de edad y necesitó un permiso especial de la dueña del local. En un principio su repertorio se basaba en unas pocas versiones que ponían los ojos en los artistas que habían escuchado en casa. Sus progenitores, una profesora y un hombre de negocios enamorados del folk estadonidense fueron, en parte claves en el desarrollo musical de sus hijas.

“No vivimos en una cabaña y no nos sentamos en un porche a tocar el banjo pero hemos crecido escuchando que sí estaban cantando sobre ello”, declaran las hermanas. Bob Dylan y Crosby, Still & Nash estaban entre los favoritos de los artistas que las tres hermanas podían escuchar en las estanterías de sus padres. “De alguna manera son una influencia, una parte de nuestra historia y tampoco queremos renegar de ella”, dicen.




Pese a que flirtearon con Island Records a la hora de intentar publicar su primer larga duración el acuerdo final lo lograron con Atlantic. El contrato llegó en un momento en el que en Inglaterra existía una oleada de grupos haciendo folk y narrando un tipo de vida que probablemente no vivieron nunca y no vivirán nunca. Pongamos a Mumford and Sons como cabecillas del movimiento. Es cierto que, en cierto modo, aquel revival, que sobreviene hasta nuestros días, no era más que una respuesta al excedente de pop insulso y adocenado que dominaba el panorama. Hoy se corre el riesgo de que bandas como Mumford and Sons se conviertan en parte de ese pop domesticado.

Las hermanas Staveley-Taylor encajan y no encajan dentro de esa generación de bandas británicas enamoradas de los sonidos tradicionales estadounidenses. Su folk es esencialmente vocal, austero y prístino. No hay invitación al baile ni arrancadas. Es como si una cortina de prudencia y sensibilidad ocultase a las tres hermanas en un escenario en el que la luz escasea. “Encontramos los géneros como algo realmente confuso pero no vemos que hagamos folk. No obstante, si la gente nos coloca ahí es porque esa es la percepción que tiene de nosotras. Ocurre que nosotras pensamos que a los músicos que realmente se mueven por el folk no les gustaríamos demasiado. No somos parte de eso. Quizá formemos parte de un folk moderno o modernizado”, aclaran.

En el camino hacia la publicación de “Dead, Born & Grown” tropiezan con Ethan Johns, productor, entre otros de Ben kweller, Ryan Adams, Ray Lamontagne y Laura Marlin. La expectativa que levantan en Johns es tan grande que posibilita que él y su padre, Glyn Johns, quien trabajara con gigantes como The Who y Bob Dylan, trabajen juntos por primera vez.

En palabras de las propias hermanas, sus composiciones no esconden historias como tales. No cuentan cuestiones globales con principio y fin. No están tan enraizadas en la tradición folk en ese sentido. “Contamos algo de una forma muy reducida. Lo vemos como si fuesen cartas del pasado que cuando las lees te transportan a aquellos días y evocan imágenes y emociones”, explica Jessica, la hermana mediana.




THE STAVES
"Dead&Born&Grown" (2012)

Un buen disco de debú. El folk estadonuidense le gana la partida al folk inglés pese a que las harmonías vocales de las Staveley-Taylor puedan traer a la memoria a Sandy Denny. Una tarjeta de presentación que les dio la oportunidad de publicar su primer trabajo de estudio tras varios EPs, además de poder girar con Bon Iver. Algo que, contemplada la secuencia hasta nuestro días, ha resultado ser capital para las tres hermanas de Watford. SPOTIFY.







Lo que fuí.
“El nuevo disco nos muestra tal y como somos ahora. Esa es la principal diferencia entre nuestros dos discos”, explican las Staveley-Taylor. “Dead, Born & Grown” estaba grabado ya en 2010 aunque no vio la luz hasta 2012. Es de suponer que en un lustro la vida de las de Watford ha cambiado lo suficiente como para que quede reflejado en su segunda obra de estudio, “If I Was”. “El primer disco en cierto modo retrataba nuestra niñez, el segundo habla más de cómo somos ahora como músicas. Es un disco mucho más íntimo”, aclaran.

Si para su primera obra contaron con Ethan Johns, para “If I Was” fue Justin Vernon (Bon Iver) quien puso sus ojos en las tres hermanas. La química y el interés surgió cuando The Staves giró teloneando a Bon Iver. “Algo hizo click”, apuntan, “somos grandes fans de su música y parece que nuestras propuestas son combinables”.

Al final todo ocurrió sin darse demasiada cuenta. Vernon las invitó en varias ocasiones a su casa de Wisconsin donde el líder de Bon Iver tiene un estudio de grabación. Allí parte de la fiesta pasaba inevitable por grabar material en el estudio. Al final, el disco quedó grabado durante dos semanas muertas de la gira lejos de la presión del personal del sello.





THE STAVES
"If I Was" (2015)

La culminación de una existencia. Las tres hermanas de Watford alcanzan la mística folk con un trabajo cristalino y emotivo que se coloca entre los mejores álbumes publicados en lo que va de 2015. "Blood I Bleed", "Steady", "Black & White" o "Don't you Call me Anymore" demuestran que The Staves ha entrado en el estadio de la madurez compositiva. El apoyo de Justin Vernon no se queda en lo técnico ya que musicalmente hay guiños aquí y allá. El trío sella un trabajo vibrante y pulcro en el que las aterciopeladas gargantas de sus responsables marcan el camino de la esperanza.







 

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