Oki Moki "Working Class Pop"



Héroes de la nueva normalidad




La capacidad que tiene nuestra escena para regenerarse o, directamente, reinventarse, no deja de ser asombrosa. Hubo un tiempo en el que el mapa servía para dibujar un esquema de corrientes a modo de pulsiones eléctricas que terminaban de explicar por qué las bandas venían de un lugar o de otro. Sin embargo, ahora que la era de internet va cobrando cada vez más madurez, el mapa pasa a no servir absolutamente para nada. Cualquier lugar con una conexión a internet y la unión de creadores con dosis de curiosidad galopantes pueden servir de epicentro para un terremoto musical. 
Oki Moki es un dúo, una historia, nacida en Getaria. Con esa información en las manos es imposible imaginarse lo que viene detrás. Hace escasas semanas vio la luz el primer larga duración de la banda. “Working Class Pop” recoge diez pildorazos en torno a los dos minutos y medio, a excepción del corte que cierra el álbum, “Intzak/n Higatik”, que sobrepasa tímidamente los cuatro minutos de duración. 



Oki Moki, Paula Estevez y Aritz Aranburu, resultan difíciles de clasificar. Su propuesta está compuesta por un jeroglífico de influencias aplicadas con tanto talento que resulta complicado discernir dónde acaba la influencia y dónde empieza la genialidad. Los ecos de cosas conocidas, familiares, están ahí. La posibilidad de situarlos en un esquema, complicado. 
“Efimero”, un himno al descontento, abre el disco con un pop de ultratumba apoyado en coros. Sigue “Perro fiel” en una línea similar, rascando zapatilla. “Gaztatapeko Balkoitik” posee un riff más marcado y con menos velocidad. La chulería rebota contra una pared guitarrera que va y viene adornando el conjunto. Precioso el momento en el que estribillo entra en éxtasis en la recta final del tema. 
“No quiero” es una nueva fotografía del descontento generacional, con el salitre que entra por el puerto incrustado en las guitarras. Las guitarras, ese lugar donde Oki Moki siempre suma una nueva buena idea más. La amplitud guitarrera del dúo de Getaria parte de la ciencia ficción y el surf, con ecos de Pixies, Dinosaur Jr y el indie rock anglosajón de los 90. Por otra parte, la voz, los coros y, en líneas generales, toda la producción recuerda al indie estatal. Pero, en definitiva, “Working Class Pop” es una genial mixtura de punk, producción lofi, pop y salitre. La cara b la cierra “Lucifer Rising” que es el single de un disco repleto de singles potenciales y, su elección, un acierto rotundo. Una maravilla. Una joya instantánea. 



La cara b arranca con “Someday”. Más juego, guitarras marítimas y dobles voces con los que tus pies bailarán solos. “Uh Uh” es la composición más lenta del disco. Menos divertida pero igual de bella parece una suerte de interludio con coros a lo Kim Deal y más guitarras surferas. La recta final llega con “Wait for me” con Oki Moki ofreciendo una nueva demostración de clase, una vibrante cover de Humedecidos en “Una mano para el dinero” e “Intzak/N Higatik”, probablemente la pieza más oscura del álbum, con ecos a Joy Division y The Jesus And Mary Chain. 
25 minutos y 16 segundos de puro éxtasis ante los que no cabe otra cosa que agradecer que Oki Moki hayan querido compartir “Working Class Pop” con la humanidad. En la medida que la nueva normalidad lo haga posible es una de las bandas que hay que ver en directo para cazarlos en su momento. Aunque sinceramente, que su momento dure mucho. 


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