DEVS, algo pasa con DEVS



Algo pasa con DEVS. 




DEVS ha aterrizado en HBO durante esta primavera del confinamiento. No a suscitado excesivo revuelo pero sí es cierto que la impresión general ha sido que los fans de la ciencia ficción han acogido el producto con los brazos abiertos. Aún después de haberla visto. Lo cierto es que el punto de partida es emocionante. La mezcla entre lo policiaco, el misterio, la ambientación como si se tratase de un Mainecraft indie, los personajes duros y crípticos, con todo ello envuelto en un artefacto de ciencia ficción, apuntaba alto en los dos o tres primeros capítulos. 

No obstante, DEVS se convierte en un buen ejemplo de lo que en cine y televisión supone ir, ir e ir para luego no tener agua para regresar. Porque la serie de una única temporada ambientada en San Francisco fracasa en cuanto el misterio queda resuelto, la ciencia ficción totalmente diluida en la nada y lo policiaco, insulso e inefectivo, toma las riendas de la nave.

En ese momento, ni siquiera los personajes, realmente sobrios y secundados por un buen trabajo de los actores y actrices, son capaces de mantener el nivel. En definitiva, DEVS termina siendo una sucesión de hechos sin demasiado interés, en el que no se respetan las normas establecidas en el arranque de la serie básicamente porque jamás se presentan esas normas. Esto, en cualquier caso, no ha de ser malo siempre y cuando el producto siente unas bases mínimas de interés o siembre interesantes debates. 

Es posiblemente esto último lo más sangrante. Puesto el determinismo en el centro como motor que alimenta toda la idea de DEVS, en demasiadas ocasiones da la sensación de que los propios personajes no son capaces de plantear debate alguno. Hablan y elucubran sin llegar a ningún puerto. No únicamente porque el tema es complicado y el televidente no alcance el nivel intelectual para entender los diálogos. El problema está en que en DEVS todo se hace de forma tan fugaz y accidental y tan de puntillas, que ni siquiera se eleva un interesante concepto, el determinismo, al nivel de debate necesario que pudiera ayudar a la serie a crecer y a ser menos liviana. De hecho, hay diálogos en los que parezca que un personaje hable en ruso y el otro en maya, la comunicación parece no existir pero, sin embargo, la escena avanza y culmina sin que quede claro que estaba exponiendo.

Una lástima la bala malgastada con DEVS. Con un equipo interpretativo notable, unos personajes bien definidos en la mayoría de los casos pero con un ritmo dudoso y un equilibrio bastante escaso como continente de diferentes géneros. Hasta el punto de que lo que podía haber sido una buena historia policiaca, de misterio, de ciencia ficción o de todo en conjunto, acaba siendo una historia que roza el disparate, si no lo alcanza. 

Por cierto, hay cosas en DEVS que, supongo que por casualidad o porque se reflejan en referencias pretéritas, ya aparecían en “Zigzag”, una novela de ciencia ficción escrita por José Carlos Somoza hace 14 años que no sé si recomendaría, pero de la que guardo un buen recuerdo. Al menos, tan bueno, como el que guardaré de DEVS, pese a todo. 





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