Laca para los viernes (1): HEAVENS EDGE (1990)




Estrenamos nueva sección. En Laca para los viernes analizaremos discos de la época del hair rock o sleaze rock del periodo comprendido entre 1985 y 1992. Quizá no sea un estilo muy respetado por los creadores de opinión musical en pleno 2017 pero nosotros todavía disfrutamos de los múltiples clichés estéticos y, sobre todo, de las decenas de discos de calidad que fueron publicados en aquella época. Para empezar, Heavens Edge, una formación de Philadelphia un tanto desconocida hasta por los propios amantes del género que sufrió en sus carnes disparos a quemarropa y la irrupción del grunge. Algo que comparten con tantas y tantas bandas de finales de los 80 y primeros de los 90 que definitivamente sucumbieron a la revisión 2.0 del hair metal convencional, el grunge. Sacad una cerveza y poned el volumen al 11.



                                       HEAVENS EDGE en 1990. Ese fondo púrpura nos acompañara casi todos los viernes en Laca para los viernes.

Philadelphia es una ciudad conocida por muchas cosas. Rocky Balboa vive allí, Tom Hanks murió allí, los Sixers de Julius Earving, Moses Malone y Charles Barkley jugaron allí, Bruce Springsteen se paseó por sus calles cantando un rap, Isaac Hayes creó la banda sonora de "Shaft" también allí y Barry White susurró guarrerías cóscmicas a su micrófono sin salir de la ciudad. Poca más gente sabe que en la segunda mitad de los 80 y gracias a bandas como Cinderella, Britney Fox, Tangier y Rough House, Philly estuvo presente en la escena hardrockera yankee de la época, entrando en competición con las bandas de Los Angeles o Nueva York y saliendo bien paradas en algunas ocasiones. Sobre todo, Cinderella, que con tres discos soberbios en plena época laquista en los que no pararon de evolucionar pueden ser considerados una de las grandes formaciones del género.

En esa Philadelphia existía un estrato más bajo en el que bandas locales como Network o White Foxx sobrevivían en un circuito de clubs muy activo. En Network cantaba Mark Evans y en White Foxx tocaba la guitarra Reggie Wu. El primero era el prototípico cantante de hair metal esbelto y con una oxigenada melena rubia que, además, poseía una cálida y versátil voz, además de una sensibilidad pop que le ayudaba a la hora de componer canciones pegadizas. El segundo era hijo de una familia taiwanesa metida en la música clásica profesionalmente. De hecho, la señora Wu era pianista profesional de música clásica pero cuando el joven Reggie se hizo con el "Machine Head" de Deep Purple se acabó la historia de la música clásica. Wu pasó a amar el legado artístico de Ritchi Blackmore y Eddie Van Halen y empezó a formar sus primeras bandas de rock en aquella agitada Philadelphia.

Pese a que a Evans no le iba nada mal con Network vio actuar un día a Wu decidió intentar montar una banda de hard rock que siguiera la estela de Cinderella o Britney Fox. Así, contactó con Wu y en pocas horas ya tenían un par de temas que colmaba las espectativas del Evans más ambicioso. Tras realizar diferentes audiciones David Rath, un batería cinco años más joven que ellos y alumno de Finanzas de la universidad de Vilanova, se sentó tras la batería de los recién fundados Heavens Edge. Era 1989 y el bajista GG. Guidoti y el guitarrista Steven Parry cerraban la formación.

Tras estar seis meses confinados en un local de ensayo lograron reventar el mítico teatro Trocadero de Philadelphia. Tirando del háztelo tu mismo Heavens Edge podía presumir de tres cosas: de ser muy agresivos con su promoción, de haber alcanzado la prensa internacional gracias a una prometedora demo y de lograr vender todas las entradas de los clubs y teatros más importantes de su ciudad. De hecho, consiguieron arrastrar a dos importantes A&R de Nueva York al concierto del Trocadero. Ambos les ofrecieron un contrato por un disco pero Columbia Records se llevaron el gato al agua porque simplemente pusieron más pasta encima de la mesa. No obstante, tardaron un tiempo en anunciar su fichaje por Columbia y cuando lo hicieron, la desgracia se cebó con la banda, desencadenando una serie de hechos desafortunados que terminaron con la disolución amistosa de Heavens Edge.

Una noche en Empire, uno de los clubs más importantes de Philadelphia hubo un altercado entre un chaval y el portero del local. El primero, furioso, buscó una pistola y volvió al club dispuesto a solucionar sus diferencias a malas o a tiros. La mala suerte quiso que el bajista de Heavens Edge, David Rath, pasase por allí, recibiera un par de tiros en el estómago y viera al muerte muy de cerca. Sin embargo, se salvó.

Ocurrió una cosa tan yankee y tan literaria como que Rath no tenía seguro médico y no tenía como pagar su recuperación así que su banda volvió a reventar de nuevo el Trocadero con el apoyo de miembros de Cinderella o Britney Fox para recaudar pasta. Así, Heavens Edge esperaron unos meses a Rath para grabar su debú discográfico y la banda comenzó a encadenar una serie de catastróficas desdichas que los llevaron a aparecer y desaparecer de una forma tremendamente fugaz.

Pese a todo, Heavens Edge conocieron la fama, aunque fuera por cinco minutos. Columbia les puso un productor de primera línea , Neil Kernon, que había producido a Kansas, Dokken, Queensryche, Autograph y Britney Fox, entre otros. Y así, en 1990 veía la luz "Heavens Edge" con "Skin to Skin" como single de lanzamiento y videoclip incluído.




El videoclip, los videoclips serán uno de los ingredientes fundamentales de esta nueva sección, no era un deshecho de creatividad pero tampoco lo necesitaba. "Skin to Skin" era un buen tema, punzante, con un equilibrio perfecto entre la cualidad pop de su estribillo y la potencia metálica de sus guitarras.

En líneas generales "Heavens Edge" es un debú notable en el que quizá su productor, Neil Kernon, dio demasiada libertad para explayarse al guitarrista Reggie Wu. El carácter pop que Mark Evans era capaz de darle a sus canciones repercutía directamente en la calidad de las mismas. Tras la intro de rigor "Play Dirty" daba comienzo al disco. Seguía el single "Skin to Skin" que era junto con "Find Another Day" los mejores cortes del álbum. Pero si "Skin to Skin" era un tema potente y molón, "Find Another Day" era un medio tiempo repleto de coros y con cierto influjo de los Dokken más melódicos de la época de "Under Lock & Key". Por lo demás, el disco se debatía con éxito entre la agresión de temas potentes y speedicos como "Can't Catch Me" y la respetable pomposidad de "Hold on Tonight", la inevitable balada del disco. Algo que, de alguna manera y a otro nivel, explotó a la perfección Skid Row en "Slave to the Grind", solo que la producción de los de Sebastian Bach era mucho más poderosa y orgánica.

Entonces, si "Heavens Edge" era un disco entre bueno y notable y si el clip de "Skin to Skin" funcionaba en la rotación de la MTV de la época, ¿Por qué fue todo tan mal al de pocos meses de que el debú del quinteto de Philadelphia viese la luz? En efecto, el grunge. O, al menos, el grunge en general y Alice In Chains en particular. Para cuando el disco vio la luz en Columbia ya habían saltado las hostilidades y el A&R que los fichó había volado lejos. Su substituto, Mike Corbett estaba más concentrado en las estrellas de su catálogo entre las que destacaba una jovencita Mariah Carey. Pero el culpable definitivo no fue Corbett pese a su dejadez respecto a Heavens Edge. Donnie Ienner se hizo con la presidencia de Columbia y cambió las fotos que adornaban sus oficinas principales representando este gesto toda una declaración de principios: a la basura fueron las fotos de Warrant y, en menor medida, Heavens Edge. En su lugar, aparecieron los Alice In Chains del "Facelift" y Love/Hate, banda que pese a venir del mismo universo que Heavens Edge supo imprimirle nuevo brío a su personalidad y gracias a esto aguantaron algo mejor el ataque del grunge.


 Alice In Chains dentro, Warrant fuera.


Ienner retiró el apoyo de Columbia a Heavens Edge en las primeras semanas de la gira de presentación. Intentaron huir hacia delante sospechando que no valdría de nada y firmaron por Capitol Records acto y seguido. Pero definitivamente, no es que los tiempos estuvieran cambiando, es que directamente, habían cambiado para siempre y el hard rock de bandas como Heavens Edge jamás volvería a tener cabida en las grandes multinacionales, la MTV, las radios o la prensa especializada. Lo que para muchos había sido una dictadura injusta, había llegado a su fin gracias a la absorción del rock alternativo por la industria discográfica. Capitol Records los despidió antes de que grabasen nada nuevo y la banda decidió dejarlo cuando se vio sin apoyo alguno. Pese a todo, un disco titulado "Same other Place Same Other Time" vio la luz en 1998. Sin embargo, era un producto de producción pobre que provenía de las sesiones de grabación de su segundo disco, con temas inacabados y demos con escasa producción.

La banda todavía recuerda el momento en el que Ienner los mandó a paseo con una mezcla de rabia y nostalgia. Cree que fue una estupidez la actitud de Columbia con un disco que estaba funcionando bien en sus primeras semanas de vida. Además, lanzan preguntas al aire que jamás obtendrán respuesta o, al menos jamás la que ellos esperan. ¿Qué hubiese pasado si a su batería no lo hubiesen tiroteado? ¿Si hubiesen grabado antes? ¿Si Mark Evans se hubiese decidido a volar antes lejos de su primera banda Network? ¿Si el primer single hubiese sido "Find Another Day" en vez de "Skin to Skin"? ¿Si hubiesen elegido Epic en vez de Columbia? Lo más seguro es que no hubiese pasado nada diferente. Solo que quizá el tortazo hubiese llegado algo más tarde.

Como curiosidad, decir que cuando el A&R de Epic recibió la noticia por parte de la banda de que había aceptado la oferta de Columbia, les informó con un disgusto tremendo que iba a gastar aquel cartucho firmando a Firehouse, otra banda coetánea con un sonido similar que, para más desgracia de Heavens Edge, aguantó algo más de tiempo en el firmamento.





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