Goodnight, Hollywood Blvd. Repaso a la discografía de RYAN ADAMS. WHISKEYTOWN "Faithless Street" (1995)
Ryan Adams es uno de los grandes artistas de nuestro tiempo. Un tipo al que hay que agradecerle su exquisito gusto a la hora de componer canciones como soles y su incontinencia creativa que lo ha llevado a derrochar discos aquí y allá a lo largo de toda su carrera. A través de una serie de artículos que publicaremos cada martes de aquí hasta el próximo junio, fecha en la que el de Carolina del Norte actuará en el festival Mad Cool, repasaremos su discografía oficial, incluidos sus discos con su seminal primera banda, Whiskeytown. Hoy abrimos sección con "Faithless Street" (1995), un disco que como dijo un buen día el propio Adams, presenta sus respetos ante Gram Parsons y Rolling Stones y choca la mano con Uncle Tupelo.
En 1995 pudimos disfrutar de discos como "To Bring you my Love", "One Hot Minute" y "And the Circus Leaves the Town". Pero, además, en julio de aquel año, ocurrieron otras cosas. Más concretamente en el estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos, en una pequeña población de menos de 50.000 habitantes llamada Apex, cinco jóvenes dieron forma al primer de sus sueños musicales.
La juventud y el alcohol inundaban las venas de nuestros cinco protagonistas mientras el country rock era el espacio musical por el que pretendían moverse. Así, una madrugada, la violinista y cantante Catlin Cary cabalgaba a pelo en un caballo por el jardín del estudio casero en el que estaban registrando los trece cortes que iban a componer "Faithless Street", el primer larga duración de Whiskeytown. Mientras Cary, borracha como una cuba, emulaba a John Wayne sobre el animal, el joven guitarrista y cantante de la banda, Ryan Adams, un chico difícil con un talento acostumbrado a fluir a la superficie mediante torrentes difícilmente controlables y brotes salvajes, escribía en la parte trasera de una caja de pizzas y en no más de veinte minutos las letras de una canción que terminó titulándose "Hard Luck Story". Tras terminar la letra la banda, con Caitlin bajo los efectos del alcohol, grabó el tema en la primera toma. Como prácticamente se grabaron todas las composiciones que cierran "Faithless Street".
No tenían tiempo para más. Se deduce que lo que no tenían era dinero para más aunque ellos siempre han admitido que las cosas les quedaba mejor cuando lo hacían de una vez que cuando intentaban regrabar partes o canciones entera. De todos modos, bien es cierto que para una banda formada unos meses antes, en 1994 en Raleigh, Carolina del Norte, con una juventud desbordante como motor y con un carburante como el casi adolescente y llameante Ryan Adams, el tiempo, por aquella época, era algo que había que comerse emulando las dentelladas de un caimán.
Fue el propio Ryan Adams el que comenzó a darle forma a Whiskeytown junto con Caitlin Cary tras dejar atrás su banda de punk The Patty Duke Syndrome. Steve Grothman (bajo), Phil Wandscher (guitarra y voz) y Erik "Skillet" Gilmore (batería) completaban el quinteto que compuso y facturó "Faithless Street". El título nace de una vaga idea de Adams. Más concretamente, de un nombre ficticio que le puso a una barriada de casas de protección oficial y alquileres baratos en los que vivió algún tiempo y a la que, probablemente, también haría mención en el tema "Avenues", un tema perteneciente a su siguiente disco de estudio.
Portada original de Mood Food Records
"Faithless Street" recoge un sonido muy particular deudor de los Stones del momento de "Exile on Main Street" (1972) y, esencialmente, del gran Gram Parsons. A menudo Adams ha reconocido que en aquel disco se quitaban el sombrero ante Parsons y los Stones y que, además, chocaban la palma de la mano de Uncle Tupelo, una banda con la que Whiskeytown compartían escena y hechuras. Además, había ecos de un punk controlado cercano al de unos Replacements.
El perfecto balance entre la emotividad desgarradora y el sonido clásico del country es la cualidad más clara que desprende la música de Whiskeytown. Aunque su punto álgido se encuentra en su siguiente obra de estudio, "Faithless Street" ya mostraba la capacidad de la banda para abrazar la adrenalina juvenil y el aliento a alcohol del country para a aliñarlo todo con una fina capa de dulce pop.
"Faithless Street" arranca con "Midway Park", directamente el mejor tema del disco además de una composición paradigmática en el legado de Whiskeytown que sirve a la perfección para hacerse un retrato robot sobre la labor que podían y debían desarrollar en el planeta rock y, más concretamente, en el continente del country alternativo. "Midway Park" guardaba toda la energía punk contenida en la garganta de Adams, un toque melancólico colindante con el de los clásicos de Replacements, además del ingrediente country que afloraba con total naturalidad. El segundo tema, "Drank Like a River", además de para describir la situación por la que pasaron en repetidas ocasiones a lo largo de aquella semana y media que duró la grabación de "Faithless Street", sirve para ahondar en la idea musical expuesta en el inicio del disco solo que aquí la crudeza de los arreglos y un estribillo cantado a dos voces alimenta fervientemente la idea de un country ligeramente arrogante y enfadado. Siguen con "Too Drunk to Dream", con más alcohol bañando las cuerdas vocales de Adams en un tema que puede pasar por una cover actualizada de cualquier composición del catálogo de Gram Parsons. En una onda similar se mueve "What May Seem Like Love", uno de los tres temas del disco que no está cantado por Adams. Es el guitarrista Paul Wandscher quien se hace con el micrófono y la verdad es que la canción no se resiente en absoluto a la aparente abstinencia vocal de Adams.
En "Faithless Street", el tema, el violín de Caitlin Cary se hace con el control casi desde el primer segundo. Se trata de una balada country de marcados compases y arreglos un tanto predecibles. Cary es un personaje misterioso, en cierto modo. Aparece a menudo para añadir una segunda voz a la de Adams en estribillos y momentos puntuales causando una impresión inmejorable y elevando la virtud del tema pero es difícil adivinar su calidad como compositora ya que en solitario o en aventuras posteriores a Whiskeytown apenas ha registrado un puñado de canciones memorables. Esto hace pensar que el siguiente tema del disco, "Mining Town", nace simplemente de la bilis creativa y la tristeza que rodea todo en la existencia de Ryan Adams.
"If he Can't Have you" es una nueva demostración de la canción tipo que Whiskeytown factura. Con todo ese aura maldito, con esa garganta que frena justo antes de explotar en un llanto desconsolado. "Black Arrow, Bleeding down" es otra balada acústica a la que los arreglos de guitarra y slide se encargan de poner el aliciente country a un tema para el que Ryan Adams parece haber nacido. "Matrimony", cantada por Cary, es otra balada country, esta más marcada y menos amparada en elementos ajenos a la personalidad campestre, en la que la banda no ofrece nada destacable.
"Hard Luck Story" es el tema que le llevó a la banda unos treinta minutos en el estudio: Adams escribió la letra mientras Cary montaba a caballo sin silla de montar y el resto de la banda ensayaba brevemente sobre unas líneas de guitarra compuestas por el benjamín de la banda. Una vez escrita la letra, la grabaron en una toma y la "pulieron" en cinco minutos. No es más que un tema irónico clásico en el lenguaje country que aporta descaro pero que no se encuentra entre lo mejor del disco. Todo lo contrario que "Top Dollar", el segundo tema cantado por un afortunado Wandscher, un nuevo tema cercano a Replacements, con un ramalazo de espíritu punk. El disco, aparentemente, terminaba con "Oklahoma", una canción rápida y con un sonido un tanto extraño para Whiskeytown. Tras unos segundos de silencio explotaba "Revenge", un tema oculto que cerraba el álbum y que, a la postre, era tan superior a "Oklahoma" que deberían haber cambiado los papeles. En "Revenge" nuevamente aparece una banda de rock juvenil y callejero amante del punk pop de Replacements o Hüsker Dü, en una explosión de rabia contenida y tiempos pop correctamente medidos.
En "Faithless Street" se escondían los rasgos principales que reventarían por completo en el mágico "Strangers Almanac" de 1997, donde las cosas se pusieron serias de verdad. Pero en 1995 Whiskeytown era una formación en pleno proceso de encaje de piezas y empaste de ideas que había sido capaz de grabar una tarjeta de presentación efectiva en la que habían conseguido demostrar buenas aptitudes compositivas y descaro pero en el que apenas se habían esforzado en lograr un sello propio. La pregunta lógica, que cabe después de escuchar cada disco de Whiskeytown, es la que pone en tela de juicio de donde salía el talento de la formación. Todo parece indicar que era Ryan Adams quien alimentaba el alma de la banda, que Wandscher también destilaba algo de brillantez y que Cary ofrecía cosas que ayudaban a expandir el sonido. Algo a lo que hay que estar agradecido ya que este artículo, además de sobre Whiskeytown, versa sobre los primeros días en el planeta rock de Adams y para conocer de donde viene uno de los mejores músicos que publican material en nuestros días.
Pese a que las críticas "Faithless Street" nunca terminaron de ser excesivamente buenas, Whiskeytown armó cierto revuelo entre los mánagers de las grandes discográficas que, a través de sus tentáculos en forma de subsellos y filiales, rastreaban EEUU en busca de bandas de un country alternativo que por aquel entonces parecía poder explotar en el mercado. Fueron invitados a unas sesiones en Los Angeles y allí una filial de la todopoderosa y acertada Geffen Records llamada Outpost Recordings los firmó para publicar un disco con total libertad creativa. Esto le costó caro a la formación original ya que tanto Grothman como "Skillet" Gilmore vieron aquel giro como algo complicado de digerir ya que todo parecía haber quedado en manos de abogados y managers mientras que la música había quedado en segundo plano. Así que ambos dejaron la banda y Adams, Cary y Wandscher fueron los encargados de seguir adelante.
Como Adams estaba enamorado de la frescura que desprendía "Faithless Street" hizo que Outpost reeditase el debú de su banda. Para ello eliminó algún tema por lo mal que estaba grabado y, además, añadió canciones aquí y allá a modo de material adicional. Así, la edición de Outpost Recordings de "Faithless Street" paso de los trece cortes a 21 y en sus surcos quedaban capturados composiciones que volveríamos a ver grabados en su siguiente obra, el sobresaliente y sobrenatural "Strangers Almanac".
En 1995 pudimos disfrutar de discos como "To Bring you my Love", "One Hot Minute" y "And the Circus Leaves the Town". Pero, además, en julio de aquel año, ocurrieron otras cosas. Más concretamente en el estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos, en una pequeña población de menos de 50.000 habitantes llamada Apex, cinco jóvenes dieron forma al primer de sus sueños musicales.
La juventud y el alcohol inundaban las venas de nuestros cinco protagonistas mientras el country rock era el espacio musical por el que pretendían moverse. Así, una madrugada, la violinista y cantante Catlin Cary cabalgaba a pelo en un caballo por el jardín del estudio casero en el que estaban registrando los trece cortes que iban a componer "Faithless Street", el primer larga duración de Whiskeytown. Mientras Cary, borracha como una cuba, emulaba a John Wayne sobre el animal, el joven guitarrista y cantante de la banda, Ryan Adams, un chico difícil con un talento acostumbrado a fluir a la superficie mediante torrentes difícilmente controlables y brotes salvajes, escribía en la parte trasera de una caja de pizzas y en no más de veinte minutos las letras de una canción que terminó titulándose "Hard Luck Story". Tras terminar la letra la banda, con Caitlin bajo los efectos del alcohol, grabó el tema en la primera toma. Como prácticamente se grabaron todas las composiciones que cierran "Faithless Street".
Los primeros Whiskeytown con Ryan Adams a la izquierda.
No tenían tiempo para más. Se deduce que lo que no tenían era dinero para más aunque ellos siempre han admitido que las cosas les quedaba mejor cuando lo hacían de una vez que cuando intentaban regrabar partes o canciones entera. De todos modos, bien es cierto que para una banda formada unos meses antes, en 1994 en Raleigh, Carolina del Norte, con una juventud desbordante como motor y con un carburante como el casi adolescente y llameante Ryan Adams, el tiempo, por aquella época, era algo que había que comerse emulando las dentelladas de un caimán.
Fue el propio Ryan Adams el que comenzó a darle forma a Whiskeytown junto con Caitlin Cary tras dejar atrás su banda de punk The Patty Duke Syndrome. Steve Grothman (bajo), Phil Wandscher (guitarra y voz) y Erik "Skillet" Gilmore (batería) completaban el quinteto que compuso y facturó "Faithless Street". El título nace de una vaga idea de Adams. Más concretamente, de un nombre ficticio que le puso a una barriada de casas de protección oficial y alquileres baratos en los que vivió algún tiempo y a la que, probablemente, también haría mención en el tema "Avenues", un tema perteneciente a su siguiente disco de estudio.
Portada original de Mood Food Records
"Faithless Street" recoge un sonido muy particular deudor de los Stones del momento de "Exile on Main Street" (1972) y, esencialmente, del gran Gram Parsons. A menudo Adams ha reconocido que en aquel disco se quitaban el sombrero ante Parsons y los Stones y que, además, chocaban la palma de la mano de Uncle Tupelo, una banda con la que Whiskeytown compartían escena y hechuras. Además, había ecos de un punk controlado cercano al de unos Replacements.
El perfecto balance entre la emotividad desgarradora y el sonido clásico del country es la cualidad más clara que desprende la música de Whiskeytown. Aunque su punto álgido se encuentra en su siguiente obra de estudio, "Faithless Street" ya mostraba la capacidad de la banda para abrazar la adrenalina juvenil y el aliento a alcohol del country para a aliñarlo todo con una fina capa de dulce pop.
"Faithless Street" arranca con "Midway Park", directamente el mejor tema del disco además de una composición paradigmática en el legado de Whiskeytown que sirve a la perfección para hacerse un retrato robot sobre la labor que podían y debían desarrollar en el planeta rock y, más concretamente, en el continente del country alternativo. "Midway Park" guardaba toda la energía punk contenida en la garganta de Adams, un toque melancólico colindante con el de los clásicos de Replacements, además del ingrediente country que afloraba con total naturalidad. El segundo tema, "Drank Like a River", además de para describir la situación por la que pasaron en repetidas ocasiones a lo largo de aquella semana y media que duró la grabación de "Faithless Street", sirve para ahondar en la idea musical expuesta en el inicio del disco solo que aquí la crudeza de los arreglos y un estribillo cantado a dos voces alimenta fervientemente la idea de un country ligeramente arrogante y enfadado. Siguen con "Too Drunk to Dream", con más alcohol bañando las cuerdas vocales de Adams en un tema que puede pasar por una cover actualizada de cualquier composición del catálogo de Gram Parsons. En una onda similar se mueve "What May Seem Like Love", uno de los tres temas del disco que no está cantado por Adams. Es el guitarrista Paul Wandscher quien se hace con el micrófono y la verdad es que la canción no se resiente en absoluto a la aparente abstinencia vocal de Adams.
En "Faithless Street", el tema, el violín de Caitlin Cary se hace con el control casi desde el primer segundo. Se trata de una balada country de marcados compases y arreglos un tanto predecibles. Cary es un personaje misterioso, en cierto modo. Aparece a menudo para añadir una segunda voz a la de Adams en estribillos y momentos puntuales causando una impresión inmejorable y elevando la virtud del tema pero es difícil adivinar su calidad como compositora ya que en solitario o en aventuras posteriores a Whiskeytown apenas ha registrado un puñado de canciones memorables. Esto hace pensar que el siguiente tema del disco, "Mining Town", nace simplemente de la bilis creativa y la tristeza que rodea todo en la existencia de Ryan Adams.
"If he Can't Have you" es una nueva demostración de la canción tipo que Whiskeytown factura. Con todo ese aura maldito, con esa garganta que frena justo antes de explotar en un llanto desconsolado. "Black Arrow, Bleeding down" es otra balada acústica a la que los arreglos de guitarra y slide se encargan de poner el aliciente country a un tema para el que Ryan Adams parece haber nacido. "Matrimony", cantada por Cary, es otra balada country, esta más marcada y menos amparada en elementos ajenos a la personalidad campestre, en la que la banda no ofrece nada destacable.
"Hard Luck Story" es el tema que le llevó a la banda unos treinta minutos en el estudio: Adams escribió la letra mientras Cary montaba a caballo sin silla de montar y el resto de la banda ensayaba brevemente sobre unas líneas de guitarra compuestas por el benjamín de la banda. Una vez escrita la letra, la grabaron en una toma y la "pulieron" en cinco minutos. No es más que un tema irónico clásico en el lenguaje country que aporta descaro pero que no se encuentra entre lo mejor del disco. Todo lo contrario que "Top Dollar", el segundo tema cantado por un afortunado Wandscher, un nuevo tema cercano a Replacements, con un ramalazo de espíritu punk. El disco, aparentemente, terminaba con "Oklahoma", una canción rápida y con un sonido un tanto extraño para Whiskeytown. Tras unos segundos de silencio explotaba "Revenge", un tema oculto que cerraba el álbum y que, a la postre, era tan superior a "Oklahoma" que deberían haber cambiado los papeles. En "Revenge" nuevamente aparece una banda de rock juvenil y callejero amante del punk pop de Replacements o Hüsker Dü, en una explosión de rabia contenida y tiempos pop correctamente medidos.
En "Faithless Street" se escondían los rasgos principales que reventarían por completo en el mágico "Strangers Almanac" de 1997, donde las cosas se pusieron serias de verdad. Pero en 1995 Whiskeytown era una formación en pleno proceso de encaje de piezas y empaste de ideas que había sido capaz de grabar una tarjeta de presentación efectiva en la que habían conseguido demostrar buenas aptitudes compositivas y descaro pero en el que apenas se habían esforzado en lograr un sello propio. La pregunta lógica, que cabe después de escuchar cada disco de Whiskeytown, es la que pone en tela de juicio de donde salía el talento de la formación. Todo parece indicar que era Ryan Adams quien alimentaba el alma de la banda, que Wandscher también destilaba algo de brillantez y que Cary ofrecía cosas que ayudaban a expandir el sonido. Algo a lo que hay que estar agradecido ya que este artículo, además de sobre Whiskeytown, versa sobre los primeros días en el planeta rock de Adams y para conocer de donde viene uno de los mejores músicos que publican material en nuestros días.
Pese a que las críticas "Faithless Street" nunca terminaron de ser excesivamente buenas, Whiskeytown armó cierto revuelo entre los mánagers de las grandes discográficas que, a través de sus tentáculos en forma de subsellos y filiales, rastreaban EEUU en busca de bandas de un country alternativo que por aquel entonces parecía poder explotar en el mercado. Fueron invitados a unas sesiones en Los Angeles y allí una filial de la todopoderosa y acertada Geffen Records llamada Outpost Recordings los firmó para publicar un disco con total libertad creativa. Esto le costó caro a la formación original ya que tanto Grothman como "Skillet" Gilmore vieron aquel giro como algo complicado de digerir ya que todo parecía haber quedado en manos de abogados y managers mientras que la música había quedado en segundo plano. Así que ambos dejaron la banda y Adams, Cary y Wandscher fueron los encargados de seguir adelante.
Como Adams estaba enamorado de la frescura que desprendía "Faithless Street" hizo que Outpost reeditase el debú de su banda. Para ello eliminó algún tema por lo mal que estaba grabado y, además, añadió canciones aquí y allá a modo de material adicional. Así, la edición de Outpost Recordings de "Faithless Street" paso de los trece cortes a 21 y en sus surcos quedaban capturados composiciones que volveríamos a ver grabados en su siguiente obra, el sobresaliente y sobrenatural "Strangers Almanac".
Portada de la edición de 1998 de Outpost Recordings.
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