Tres décadas del disco en discordia de Mötley Crüe (#1994Musikan)




El sexto álbum de la banda estadounidense, aparecido cinco años después del grandioso Dr. Feelgood, sería el disco de la discordia de Mötley Crüe, si no fuese porque después lanzaron el polémico Generation Swine y porque, diablos, los Crüe siempre estuvieron ligados a la controversia. 

A la venta el 15 de marzo de 1994, es su único álbum sin Vince Neil (sustituido aquí por John Corabi), el primero tras firmar un contrato de 25 millones de dólares con Elektra Records, y un disco lanzado muy fuera de su tiempo, cuando el grunge ya había asolado el panorama musical de todo el mundo. 

Cabe preguntarse por el papel de una banda tan exitosa como Mötley Crüe dentro de un estilo, el hard rock, y concluir quizá que se trata de un grupo que no hubiese existido como tal, de haber nacido solamente un par de décadas más tarde. Por temática, por imagen, por cultivo de frecuencias, de apología del vicio, por ser una banda de rock tan descaradamente sexista y orgullosa de sí misma. Quizá por eso, por ser tan execrables, resultan entrañables vistos hoy en día. 



Producido magistralmente por Bob Rock, el disco suena hoy tan poderoso como cualquier cosa parida a partir de 1999, con texturas más cercanas al sonido grunge que no hubiesen podido existir con Neil, al contar con un segundo guitarrista (el propio Corabi); y es un álbum con un punto de madurez y sobriedad desconocido en ellos, sin el desenfreno de antaño, pero con poso y pegada, no exento de vitaminas, añadiendo capas acústicas y un intencionado alejamiento de la temática del sexo y lo contestatario. Este es un disco más serio, en efecto, menos extremo, más tradicional y menos demente de los Crüe. “Hooligan's Holiday”, “Power to the Music”, “Til Death do us part”, la casi hippie “Loveshine”, la maravillosa “Welcome to the numb”… aquí hay casi una mirada hacia adentro desde su estatus, sin duda bien ganado.  

Suenan tremendos, esa es la verdad. Corabi rasga y raspa, y no calla, y en el disco hay algo de barullo, pero siguen siendo los Crüe, para bien y para mal. Fluyen, porque son muy buenos (una MUY BUENA BANDA DE ROCK); hay armonía y portentosas progresiones de acordes, riffs y compostura. Es, digámoslo claramente, un disco muy bueno. 

Pero la escena musical era otra completamente diferente. Desde 1989, y especialmente tras el lanzamiento de Nevermind, Ten, Siamese Dream, Dirt y otros muchos grandes discos, el grunge y el rock alternativo dominaban la escena, y prácticamente todas las bandas de hard rock y glam (cock) metal de los 80’s tuvieron enormes dificultades para vender en ese nuevo tejido industrial. Por si fuera poco, la banda tuvo un enfrentamiento con la MTV, cuando su ideólogo Nikki Sixx amenazó a un entrevistador por considerar su línea editorial estúpida




Y cuando se juntaban nula promoción de MTV y poco apoyo de la discográfica, lo más probable era una gira cancelada y el retorno del antiguo cantante, aunque ya nada sería lo mismo nunca más, con la excepción de la publicación de su libro de memorias. 

Recepción y reconocimiento:


- Motley Crue debutó en el #7 del Billboard y recibió la certificación de Oro el 3 de mayo de 1994, primera vez en su historia que no llegaban al Disco de Platino, certificación que ya no lograrían nunca más.

Manuel L. SACRISTÁN


Comentarios