Dos voces y un lamento encerrados en un tarro de cristal (#1994Musikan)

 


En febrero de 1994 Alice In Chains era ya una de las cuatro cabezas de aquel revelador monstruo llamado grunge junto con Pearl Jam, Nirvana y Soundgarden. El cuarteto liderado por Layne Staley y Jerry Cantrell era quizá el que poseía el sonido más áspero y oscuro del poker de Seattle. Pero Alice In Chains era un viaje de dos caras. Por un lado estaba la presentación instantánea de la banda con ese eco seco, rudo y descarnado de un sonido duro y metálico. Por el otro, las gargantas de Staley y Cantrell eran capaces de entrelazar armonías vocales al más puro estilo Laurel Canyon. Solo que la versión más acústica y relajada de Alice In Chains sería la cara oculta de la larga tradición de armonías vocales de la Costa Oeste estadounidense. El cuarteto abrió esta faceta acústico nihilista en 1992 con SAP y probablemente visto el inesperado éxito de la propuesta se lanzó un 3 de febrero de 1994 a continuar con la aventura. Jar of Flies es casi al 50% tanto una caricia como una bofetada. Es el respaldo de una cálida mecedora en la que descansar, reposar y relajarse pero también es una opaca y densa atmósfera calada de pesimismo. Las afinaciones, la garganta de Staley, la guitarra de Cantrell o las líneas de bajo de Mike Inez invitan a frenar y a reflexionar, sí, pero también te llevan al reverso tenebroso de los sentimientos. A un nebuloso espacio en el que el sueño se torna pesadilla. "Nutshell" y "No Excuses" serían los grandes temas de un EP que vale su peso en oro y en el que no existe tacha alguna. Por si fuera poco, tanto SAP como Jar of Flies contribuyeron a que en 1996 Alice In Chains firmase uno de los conciertos desenchufados más desgarradores de la historia.


 






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