Agnes Obel "Myopia"



Perdida en su propio universo.



Agnes Obel apareció en escena hace una década practicando una música densa, oscura,
gaseosa y melancólica a medio camino entre la experimentación avant garde, la música de
cámara y el pop independiente. Diez años y cuatro discos después, poco ha cambiado en su
discurso musical. Sigue publicando discos interesantes que, como este “Myopia”, cada vez lo
son menos. Su sonido nebuloso y su tono de piano nocturno siguen intactos pero son las
canciones, esa aproximación al pop que enriqueció su propuesta a lo largo de sus primeros
años de carrera y sus dos primeros discos de estudio, lo que ya no aparece con claridad por
ningún lado. Y bien, no necesariamente alejarse del pop, de la canción como referencia
unitaria y efectiva, ha de ser algo negativo o positivo. Sin embargo, en el caso de la
compositora danesa, acaba cerrando el laberinto, sin posibilidad de escapar. Está claro que a
Obel le importa muy poco lo que ocurre fuera de su universo y esto conlleva un riesgo: que tu
música recorra una y otra vez lugares comunes, se apoye en los mismos engranajes y pase a
ser como una fotografía del pasado que descubrimos por sorpresa un buen día. La primera vez
el corazón te da un vuelco. Los sentido se tensan y los recuerdos se agolpan. Pero cada vez que
vuelves a ella, cada vez sientes menos cosas. Sigues estando cómodo pero empieza a ser un
poco, lo mismo de siempre. La música de Obel, es ya la misma de siempre sin quedar claro si
en sus inicios nació con esa intención.

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