¿Quién establece lo que es necesario?


Recientemente leyendo el número de noviembre de Rockzone interioricé un debate sobre el que llevo dando vueltas varios días. Gonzalo Puebla escribía sobre "Head Carrier", el segundo disco de Pixies tras múltiples años de sequía del cuarteto de Boston. Puebla analizaba el disco con una precisión proporcional al espacio del que disponía para extenderse. Era en la recta final donde introducía un par de cuestiones que me han dado mucho que pensar.


La primera idea es que Puebla sitúa a estos Pixies a años luz de "aquella banda que asombró a medio planeta". En un principio lo pasé por alto pero posteriormente, tras escuchar el nuevo disco de Su Ta Gar y discutir con varios amigos y conocidos sobre su contenido, volví al texto de Gonzalo Puebla para repasarlo. Y lo hice porque tuve una primera sensación de que el debate que posiblemente abría el texto de Rockzone y el que había tenido con mis amigos y conocidos era el mismo.

Sobre "Maitasunari Pasioa", de Su Ta Gar, un disco anunciado como una colección de medios tiempos y composiciones relajadas que respondía a las peticiones de muchos fans, las conclusiones eran claras: no era necesario. Uno de los argumentos que más salían a la luz es que precísamente el cuarteto de Eibar, pese a moverse siempre por terrenos metálicos, jamás había tenido problemas para introducir pinceladas de genialidad en sus discos. Y lo cierto es que en pocas ocasiones, o quizá tan solo en una, habían tirado con claridad de la estructura de power ballad y fue en la mítica "Itxaropena".

Posteriormente Aitor Gorosabel y los suyos grabaron una decena de temas de carácter más intimista en los que rara vez pincharon aunque la respuesta estaría directamente relacionada con los gustos de los oyentes. Así que una vez escuchado un par de veces este "Maitasunari Pasioa" es de suponer que habría fans contentos y fans menos contentos y mis amigos y conocidos estaban entre los segundos.




Con Pixies, lo mismo o parecido. Algunos repitiendo lo que cierra el texto de Puebla y asegurando que ni este "Head Carrier" ni el anterior "Indie Cindy" justificaban nada. Que eran lanzamiento totalmente innecesarios. Que no estaban a la altura de la leyenda de Frank Black y los suyos.

Así que Pixies y Su Ta Gar se encontraban en el mismo punto. Habían facturado discos no necesarios para parte de la crítica y público en el caso de los estadounidenses, y para parte de su base de fans en el caso de los gipuzkoanos. La cuestión que no se hacía nadie y que deduzco que nadie va a hacerse nunca, tendría que ver con nuestra calidad como críticos o con nuestra calidad como fans.

En el caso de los Pixies, Puebla hace referencia al legado que la banda dejó en la recta final de los ochenta y en los primeros días de los noventa. Sentencia "Head Carrier" con un lacónico "tan anecdótico como innecesario". Es aquí el crítico, es de suponer que también el fan, el que determina si grabar y publicar un disco es o no necesario. Esto es, se establece una especie de cadena de mando en la que el músico queda subordinado a lo que decida la crítica y los seguidores.

Ocurre algo similar en el caso de Su Ta Gar. "Con un EP hubiese sido suficiente" o "se podían haber metido las dos mejores de este disco en un disco normal" eran frases comunes en los días posteriores al lanzamiento de "Maitasunari Pasioa". Una vez más, decide el fan por encima de los deseos de la banda. Aunque en el caso de los de Eibar, este disco era una respuesta a una petición de sus seguidores.


Pixies en 2016

La crítica y el público cuestiona si una banda debe o no sacar un álbum. "Un disco de esta banda a estas alturas es innecesario". ¿Y bien? ¿Es necesaria una crítica de un disco innecesario? En otras palabras, Pixies hicieron historia cuando el mundo era otro. Cuando la música era un bien cultural de primera necesidad y no algo que sigue estando presente en nuestras vidas pero de una forma muy paupérrima. No solo nosotros como fans eramos más inocentes en los ochenta y los noventa, también lo era la propia industria de la música y el planeta entero si lo comparamos con la situación actual, la diversificación de la cultura y la velocidad de crucero con la que las nuevas tecnologías rigen el gasto. Por lo tanto, es presumible que nosotros como fans tampoco somos los mismos. Probablemente no merezcamos los mismos discos porque ya tampoco seamos capaces de apreciarlos igualmente ya que pagar la hipoteca, adquirir el último Iphone o estar al día en la última novedad nos roba un tiempo valiosísimo a la hora de disfrutar de cualquier disco.

No, probablemente el último disco de Pixies no esté a la altura de sus grandes obras. Pero también tenemos que tener claro que nosotros tampoco. Cuando esgrimo ese nosotros, lo esgrimo como fan y como crítico, si es que algún día lo fui. Como fan por lo expuesto hace unas líneas y como crítico porque la música escrita en letras de molde ha corrido la misma suerte, incluso peor, que la música escrita en soportes musicales.

Pero que el último disco de Pixies nos parezca una cosa o la contraria, que algunos puedan o no entender la necesidad de Su Ta Gar de publicar un disco algo más relajado, no implica que la banda deje de ser la responsable de sus actos y que si quiere seguir publicando música, deberían poder seguir haciéndolo.





Además, existe otra variante. ¿Qué hay de los fans que sí han disfrutado de "Head Carrier" y "Matasunari Pasioa"? No es solo que las bandas que tanto nos han dado de repente sean desprendidas de todos sus derechos como músicos. Es que, encima, por el camino, hay más víctimas colaterales.

Personalmente, todavía no he decidido si "Head Carrier" formarán parte de la idea que mi cerebro ha trabajado en torno a Pixies. No asumo frivolidades ni agendas ajustadas cuando me enfrento a discos de bandas de este calibre. Su anterior "Indie Cindy" no me convenció de entrada pero hoy es el día en el que me vienen Pixies a la cabeza y entre "Velouria" o "Monkey Gone to Heaven" me viene "Bagboy", por ejemplo.

En el caso de Su Ta Gar, lo tengo claro. "Maitasunari Pasioa" es un disco disfrutable y arriesgado en el que hay un puñado de temas que pasarán a converirse en clásicos absolutos de la banda de Eibar. También hay algunos temas más flojos que tratándose de una idea más experimental no deberían asustar a nadie. De momento ya me ha ofrecido uno de los momentos más importantes de mi vida: ver cantar "Bazoaz" a mi hijo de cuatro años. Su primera canción rock.

Izkander FERNANDEZ

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