THE WALKING DEAD. Reflexiones sobre el capítulo 6x05(Spoiler) SE IMPONE EL BRAZO MILITAR.



6x05 Now

Y el brazo político cedió ante el militar así como el brazo militar logró consumar relaciones sexuales con la rubia del pueblo. Doble triunfo, moral y físico y probablemente una recompensa excesiva para un estratega que ha perdido la mitad de sus fuerzas en movimientos de dudosa cordura y discutible eficacia. Pero Rick es así. Llega a un sitio impoluto en el que la utopía casi funciona y en lo que parecen unas pocas semanas desmonta el chiringuito a un ritmo vertiginoso. 

El capítulo del domingo por la noche pasa por ser el peor de lo que va de temporada aunque también es cierto que lo tenía bastante fácil. Deslabazado, con exhibiciones deficitarias en la actuación de algunos actores y actrices, el capítulo afronta la vuelta a la normalidad desnormalizada de Alexandria. Sus habitantes han visto que aquello no es ya el país de la piruleta y se vienen abajo. Comienzan a hablar de amotinarse mientras que sus líderes políticos también parecen desnortarse.  

Deanna, el brazo político soñador y utópico, se pasea por Alexandria como un zombie. Primero porque realmente la actriz tiene una cara difícil en lo expresivo y segundo porque se encuentra en estado de shock porque lo que ella consideraba algo posible, se tambalea. Una postura un tanto blanda. El ataque de los Wolverines parece una buena razón para precisamente luchar por mantener el modelo fraternal y equitativo de Alexandria. Pero ya sabemos que el protagonista es Rick. Y que Rick tenía que llegar a la rubia de una vez por todas. Pues bien, llegó.


  Pongo esta cara porque la cagué.

Mediante pinceladas un tanto infantiles los guionistas pretenden convencer al televidente de que los habitantes de Alexandria se van dando cuenta de que la vida no es así, de que las urbanizaciones con vallas blancas no son más que un oasis en un desierto hostil y moribundo. Así que con varios millares de zombies llamando a las puertas tratan de cogerle el pulso a su nueva vida. Una nueva vida en la que, de nuevo y como le viene ocurriendo al grupo de Rick desde los inicios, el único objetivo es sobrevivir.

Especialmente sangrante resulta la serie de escenas que tratan de retratar la situación emocional de Maggie tras la desaparición de Glen. Más esperpéntico aún cuando deciden que Aaron, tratando de luchar contra su sentimiento de culpa, acompañará a Maggie en un viaje a ninguna parte en el que las conversaciones son totalmente sonrojantes. Pésimo el trabajo de Ross Marquand, el actor que da vida a Aaron. Aunque es probable que el guión y los diálogos sean tan tristes y planos que nadie pueda levantar su trabajo.

El capítulo termina siendo un emplazamiento de Rick a los que faltan en Alexandria. Por un lado Glen y Nicholas, quienes supuestamente volverán porque saben lo que se hacen, aunque ya sabemos que no lo harán. Y por otro Sasha, Abraham y Guillermo Tell motorizado, que volverán porque tienen vehículos y redirigirán a los caminantes hacia otro lugar. Así que eso es todo, Alexandria se recompone bajo el mensaje del terror y la supuesta supervivencia, su líder político se desploma, Rick se convierte en el salvador y, de paso, se queda con la chica. Sexo sin sexo. Porque puedes mostrar las muertes que quieras, del color que quieras pero no puedes mostrar sexo.

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