BEN HOWARD "I Forget where We Were" (2014)





ENTRE SOMBRAS


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2014 tenía que cobrarse sus primeras víctimas en 2015. Esto es, tenían que aparecer los primeros discos que se nos escaparon el año pasado. "I Forget where We Were" es uno de ellos. Un trabajo destinado a haber ocupado un puesto en el top ten de lo mejor del año.


La belleza no tiene patente o exclusiva. Solo tiene trazos, sentimientos, recuerdos y miedos. Tiene la necesidad de luchar con su propia existencia para flotar, renacer y mostrarse ante nuestros ojos como si fuera la primera vez. El camino ha podido ser recorrido una y otra vez y aunque la teoría mayoritaria diga que siempre es igual, no es cierto. Nunca es igual. El folk puede ser oscuro, puede suponer una fuerte (des)carga emocional, puede desnudar al autor y presentarlo frágil y distante. Así se ha hecho durante decenas de veces a lo largo de la historia. Y sin embargo, puede volver a aparecer una figura que establezca nuevas cinceladas en la estatua que marca el paso del tiempo y la evolución musical.

Hace un par de años nos enfrentamos a un disco que defendía un concepto extraño y desafiante: Phosphorescent en "Muchacho" había llevado a cabo un ejercicio de rock americano con raíces sin utilizar guitarras. O, al menos, restándoles importancia, presencia o protagonismo. Paradójico o blasfemo, funcionó. Este "I Forget where We Were" está emparentando con "Muchacho" en cuanto a planteamiento aunque las coordenadas por las que se mueven varíen.

Howard, inglés, parece que ha peleado con la electrónica por lograr un disco de folk oscuro y maldito sin que las guitarras como tales tengan el peso absoluto de las composiciones. El compositor ha envuelto todo de un halo nocturno y lo ha presentado en un mundo dominado por las sombras. Le ha dado protagonismo a la electrónica de una forma poco estridente. Y ha salido victorioso gracias a un término sutil y elegante. No es que su guitarra haya desaparecido del todo. Ni que lo inorgánico le gane la partida a lo orgánico. Es que Howard juega a equilibrar su discurso apoyándolo en diferentes aristas de una forma acertada.




Videoclip de "I Forget Where We Were".



"I Forget where We Were" es un disco sensible hasta la rotura emocional. Una brillante muestra de que el riesgo, la belleza y el desafío puede presentarse de mil formas diferentes pese a que algunos piensen que siempre es igual y casi nunca resulte serlo. Los diez temas que conforman la obra no ofrecen resquicios ni rayos de luz, son opacos, lastimosos y lacrimógenos. Tampoco muestran síntomas de fatiga. El nivel de exigencia no decae. La altura de los temas de Howard no mengua. Al contrario se mantiene titánica cuando no crece.

Emparentado o no con Bon Iver, Ben Howard resulta más fluído sin que necesariamente haya que hacer una lectura en términos de mejor o peor. Fluye porque no abusa del ruido y la furia, de los breaks que parece que no están pero que lo son todo, como en el caso de la banda de Justin Vernom. En ese sentido "I Forget where We Were" es compacto. Rocoso. Irreductible. Lo que muestra es lo que ofrece, sin fuegos de artificio. Si apuesta al rojo es que apuesta al rojo. No existe una coreografía del engaño.

La primera víctima de 2014 en 2015 se trata de un disco bello y austero. De un ejercicio perpretado desde un nudo emocional en el estómago de Ben Howard. El cantautor inglés ha facturado un disco desnudo que vuelve a presentar la belleza ante los ojos de los mortales como si fuera la primera vez.


8.7

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