"Denbora da poligrafo bakarra" ya está entre nosostros.



La Euskal Herria rockera vive hoy su particular día d. "Denbora da poligrafo bakarra", octavo disco de estudio de la banda de Lekunberri, sale a la venta. Por cuestiones adyacentes a la modernidad, el disco puede escucharse desde ayer por la noche vía spotify. Y por cuestiones relativas a la ética de trabajo de la propia banda, quien se decidió a comprar el disco por la tienda online del trío, a estas horas, ya lo tendrá en casa físicamente.



Bien. "Debora da poligrafo bakarra" es triple y contiene veinte temas. Lo sabíamos. Lo que no sabíamos eran los títulos de cada disco. Bien, el primero, más rockero, abrupto, potente, guitarrero y pesado se llama "Sutxakurrak". El segundo, más pop, más indie con más olor a riesgo pero no menos guitarrero es "Helduleku guztiak". El tercero, más directo, más hardcore y más orgánico, "Xake-mate kultural bat".

Las primeras impresiones no podían ser mejores. Tras dos discos que en cierto modo jugaban a un juego ya conocido por la banda, en el que no asumían excesivos riesgos, su discografía necesitaba un giro, un soplo de aire fresco que revitalizase los pulmones. Los primeros adelantos desconcertaban. "Etsia", primer single, era una composición notable y un tanto oscura que hubiese encajado a la perfección en "Haria". "Lemak, aingurak", cambió el escenario. El salto mortal era palmario. Se filtró la portada y el riesgo parecía quedar retratado de una forma gráfica. Un matrimonio blanco y gris, en una casa blanca, con ropas blancas tendidas en plena naturaleza observaba inquieta una explosión en el horizonte. ¿Era eso lo que teníamos que esperar?

En cierto modo y tras escuchar "Denbora da poligrafo bakarra", sí y no. Hay suficientes composiciones entre las 20 como para que un amante de Berri Txarrak que no quiera demasiados aspavientos abrace la obra con pasión justificada. De la misma forma que hay las suficientes muestras de avance como para que los más inconformistas se sientan cómodos. El equilibrio entre una cosa y la otra es brillante y seguramente se convertirá en uno de los puntales del disco en un futuro  próximo.

El primer tercio, el de "Sutxakurrak" muestra una potencia y un nervio que parten de una premisa evolutiva ya marcada tanto en "Payola" como en "Haria". Riffs secos, ecos de Black Sabbath vía stoner y un halo oscuro y nocturno lleno de sombras que fue característico de "Haria". Hay incluso alguna progresión guitarrera que podría traer a la memoria a Iron Maiden, pero sería pura anécdota. Los Berri Txarrak de "Sutxakurrak" son plenamente identificables. Más potentes, más densos, mas acertados. Pero Berri Txarrak.

El segundo tercio, "Helduleku guztiak", es el de los mortales con tirabuzón. Riesgo necesario que se agradece porque había que ver a Gorka nadando en otras aguas. 100% guitarrero, son las estructuras y las propuestas las que ponen la novedad. Un disco que habrá que analizar más a fondo que con tres escuchas.

El último tramo, "Xake-mate kultural bat", sería paralelo al primer tramo, pero donde había rock duro o metal, aquí hay hardcore y rock más crudo y sudoroso. Sin olvidar la premisa evolutiva y el agradecido avance.

Cuando el panorama se estaba tornando estático y el miedo empezaba a apoderarse de nuestra relación con Berri Txarrak, vuelve a ocurrir lo de siempre. Vuelve a ocurrir que solo cabe dar las gracias a Gorka Urbizu por existir, por componer, por cantar, por llorar letras de canciones que nos arrancan lágrimas y nos emocionan. Solo cabe dar las gracias por poder estar orgullosos de pertenecer a la misma generación que la banda que te quita el sueño. Por una vez no podrán decirnos aquello de que aquel sonaba mejor.



Comentarios

  1. El segundo me parece una burrada. Alejandose de lo que es btx pero siempre reconocibles. El riesgo es evidente, el resultado inmejorable.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario