Ciencia ficción teenager cubierta de una gruesa pátina materialista


THE 100
Mientras en esta humilde redacción de dos redactores y dos opinadores en la sombra debatimos entre abrir una sección para ese monstruo llamado Netflix o no, hemos acabado las dos primeras temporadas de esa escabechina teen titulada Los Cien. 

Aunque es el truco más viejo del mundo de la televisión, seguirá siendo explotado hasta el final de los días. Cuanto más atractivo sea el físico del reparto protagonista de un producto televisivo, más facilidades tendrá la trama de sobrevivir aunque sus planteamientos sean banales e infumables. Si bien es cierto que el punto de partida de The 100 es interesante desde el punto de vista de un fan de la ciencia ficción, un grupo de supervivientes de un holocausto nuclear terráqueo sobrevive orbitando en una estación espacial alrededor del planeta esperando el momento de volver a él, el exagerado descaro con el que los productores envuelven el proyecto resulta fascinante.

Existen pocas diferencias entre The 100 y Gossip Girl, por ejemplo. Salvo que en la primera las protagonistas veinteañeras jugando a ser quinceañeras son mucho más atractivas, sus madres son mucho más atractivas, sus padres son muchos más atractivos y sus compañeros veinteañeros jugando a ser quinceañeros son mucho más atractivos. Además, el baño de sangre es constante. La muerte reducida a una mera supresión de un personaje de una trama esta presente en cada capítulo. Además hay que sumar las numerosas mutilaciones y torturas realizadas a golpe de estética pop. Porque en cuanto a violencia, esta pequeña gran tontería interpretada por toneladas de gente guapísima, deja a nuestra añorada The Walking Dead en pañales. Aunque también es cierto que en la epopeya caminante existe la posibilidad de hacer lecturas políticas, éticas y filosóficas mientras que en The 100 solo queda hacer desvergonzados rankings con las actrices y actores más atractivos del reparto.

En nuestro afán por no ocultar nuestra vertiente más fago en detrimento de nuestro aspecto más filo, tenemos que declararnos fans de esta medianía cósmica, futurista y apocalíptica que cruza la infumable Lost con Mad Max, que recuerda a la también vergonzante Revolution y que de haber sido ambientada en el Nueva York actual se titularía Gossip Girl. Es como si cuando hablamos de rock nos referimos a Kings Of Leon, sus discos son cada vez peores, si es que alguna vez resultaron buenos del todo, pero sin embargo no podemos despegarnos de cada nuevo e insulso trabajo que publica la banda. En cuanto a The 100, expectantes hasta que Netflix estrene la tercera temporada a principios de año.


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