THE WALKING DEAD. Reflexiones sobre el capítulo 6x01 (Spoiler)






















6x01 First Time Again


Vuelve The Walking Dead. La de verdad. Tras esa pesadilla en forma de sucedáneo y spin off titulado Fear The Walking Dead. Y vuelve con un capítulo tenso para el estreno de su sexta temporada. La serie va mejorando temporada a temporada y casi que capítulo a capítulo. Y pese que ya parece haber separado bastante su camino respecto al cómic original, funciona como una proyección audiovisual del mismo. 


La sexta temporada arranca donde lo dejó la quinta aunque los guionistas y el director han querido jugar con el espectador utilizando dos planos temporales. Siguiendo las leyes de la lógica el tiempo en blanco y negro narra lo ocurrido en las horas siguientes al último capítulo de la anterior temporada. Esto es, a Rick, el brazo militar de Alexandria, cepillándose al marido de la rubia a la que se quiere tirar después de que éste asesinó al marido de Deanna, el brazo político de Alexandria. Todo delante del pueblo. Transpariencia total en el uso del monopolio de la violencia. 

En el tiempo actual, ya en color, el grupo trata de solucionar un terrible problema. La razón por la que no llegan caminantes a Alexandria queda explicada cuando Rick y Morgan encuentran una especie de cantera en la que los caminantes quedan atrapados en una especie de ratonera construída con trailers. A Rick se le ocurre que tienen que montar una especie de transporte de ganado sustituyendo a las reses por zombis para guiar a los caminantes por donde ellos quieren y alejarlos así de Alexandria. Una clara alusión al western y a la conducción de ganado por el viejo Oeste. 


Daryl, de Guillermo Tell al flautista de Hamelín pasando por un cowboy moderno, un walkerboy.

Casualmente, licencia permisible, el día que nos presentan la situación, el día que van a hacer un ensayo, se cae uno de los trailers que ejerce de contención. Se cae el trailer, se cae por la barranquilla. En parte porque los caminantes empujan. En parte porque llueve y entra la erosión en juego. En parte porque es un buen punto de partida para un capítulo que arranca con una nueva temporada de una serie que ha sido capaz de desbancar de la máxima audiencia al fútbol americano en el prime time dominical. 

El capítulo se usa para soltar un nudo, el que quedó hecho al final de la temporada pasada, y para comenzar una nueva entrega con un nivel de tensión de agradecer para tratarse de una serie que en ocasiones ha pecado de estatismo y quietud. Una dialéctica entre el pasado y el presente sin un puente narrativo real ya que las conclusiones las tiene que poner el espectador. ¿Y cuáles son las conclusiones?

Que el choque sociopolítico que se da en Alexandria se sostiene porque brazo político y brazo militar se entienden a la perfección. En cierto modo, algo necesario en todo régimen, democrático o no. Ocurre un poco lo de siempre, los partidarios de cada brazo ven en su filosofía el libro de instrucciones correcto para tirar hacia delante. Y, también ocurre un poco lo de siempre, quien se apoya en la violencia suele ser más convincente aunque realmente sus argumentos no sean convincentes. 

Enarbolando un discurso un tanto dramático sobre la supervivencia, aunque no cabe culpar demasiado a Rick ya que la situación es real y espectacularmente dramática, el grupo bélico, el brazo armado, los supervivientes, el ejército, impone paso a paso lo que hay que hacer al grupo demócrata y, en cierto modo, un tanto timorato. La fricción resultante es lo que alimenta este primer capítulo sin que realmente haya mucha fricción. Un poco de resistencia que pasa rápido. 

El capítulo, bien los guionistas echando leña al fuego para que la semana que viene todo el planeta esté atento a su televisor, termina cuando la situación parece totalmente controlada, los caminantes se alejan de Alexandria pero un cuerno, una bocina, suena precisamente en Alexandria y la mitad de la horda zombi se desvía del camino marcado por los "walkerboys", desatando la alarma.

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